Nuevo año, nueva entrada.
Después de tres años habiendo hecho entre pocas y ninguna foto durante las vacaciones de navidad, este pasado otoño me decidí a cambiar las cosas. Por este motivo, empecé a trabajar y planificar algunas especies a las que les tenía ganas.
Una de las especies que me había propuesto como objetivo a fotografiar estas vacaciones, era el búho real. Este bicho me ha traído verdaderos quebraderos de cabeza, pues es relativamente común por la zona pero la orografía del terreno, hace que sea bastante difícil de fotografiar en condiciones. La mayoría de búhos reales de mi zona cría en árboles, incluso en edificaciones humanas. De forma similar, los posaderos que usan de forma habitual son tendidos eléctricos o los propios árboles, siendo bastante complicado encontrar un sitio bueno para fotografiarlos.
El primer día de vacaciones, fui a probar suerte en una zona que tenía bastante potencial. Voy a montar el hide y me pregunto: "si fuera un búho real, dónde me posaría?". Y así, monté el hide enfocado en el saliente de piedra que mejor pinta tenía. Al cabo del rato, escuché un búho real. Los nervios aumentaban cada vez más, hasta que en un momento dado, lo escuché muy cerca. Empecé a mirar ansiosamente dónde podía estar. No hacía falta apartar la vista de la pantalla de la cámara... se había posado justo en el saliente donde estaba enfocada la cámara. Tenía un búho real completamente salvaje y haciendo gala de sus mejores registros vocales a pocos metros de distancia.
Durante varios minutos estuve sacando unas cuantas fotos. Exprimiendo la cámara a 5000 ISO y una obturación de hasta 1/20, saqué cerca de 200. En cuanto a los resultados... os los dejo para que juzguéis vosotros.
Búho real · Bubo bubo
El búho real es una de esas especies con las que desde pequeño, había soñado fotografiar. Pude hacerlo de una forma muy satisfactoria, y así empezaban las vacaciones de navidad, con el objetivo más difícil que me había propuesto ya cumplido.
Un par de días más tarde, decidí ir a probar suerte a las rapaces diurnas. Hacía mucho tiempo que llevaba detrás de ellas, y al igual que con el búho, si no lo probaba no sabría si tendría suerte o no. Finalmente un día de bastante niebla me decidí, cogí los cacharros y fui a una buena zona que había localizado durante el otoño. Como no, el día no podía empezar bien; el campo estaba labrado. Y sí, podría probar allí mismo, pero el escenario habría sido bastante feo en el caso de que hubieran bajado. Tocaba improvisar e ir a alguna de las zonas cercanas que había mirado por si necesitara un plan B (como era el caso). Llegué a uno de estos sitios, y tras mirar si sería adecuado o no, monté el hide y a esperar. La mañana era fría, mucho para una sesión de tumbing (el termómetro marcó entre 0 y 2ºC toda la mañana). La suerte no se hizo esperar. Poco más de 20 minutos más tarde, tenía un lagunero bajando. La sesión, que duró cuatro horas, se saldó con 6-7 laguneros y un ratonero. Una experiencia inolvidable.
Aguilucho lagunero · Circus aeroginosus
Ratonero común · Buteo buteo
Garza real · Ardea cinerea
Durante este otoño, dediqué algunas jornadas de campo para intentar localizar alguna lechuza campestre por mi zona. No obstante, el año no parecía ser bueno, así que desistí. Una mañana de mucha niebla, fui a hacer algún trabajo para fotografiar pajarillos en días posteriores, y por alguna razón inexplicable, pensé que sería una buena idea dar vueltas por los caminos con una niebla que no permitía ver a más de 20 metros. Menudo acierto. Volviendo ya a la carretera de camino a casa, sorprendimos a una lechuza campestre que estaba descansando al lado del camino. Durante unos minutos pude hacerle varias fotos en distintas poses y escenarios. Qué maravilla de animal!
Lechuza campestre · Asio flammeus
Como no podía ser de otra forma, tocaba volver a probar a fotografiar a las collalbas que tantos momentos me han dado desde verano. Empecé a trabajar con esta pareja en julio, y a base de ir cebando de vez en cuando e ir colocando posaderos por sus zonas, he podido aprender bastante sus hábitos para ir mejorando cada sesión que he hecho. Con el plumaje recién mudado, dejando atrás ese estropeado aspecto después de la cría de su único pollo en verano (era una pareja primeriza), ahora lucían preciosas.
Collalba negra (macho) · Oenanthe leucura
Hembra
La última vez que estuve en Gallocanta fue en 2017. Previamente había estado varias veces, en concreto, un total de cuatro. Pero después de tanto tiempo, tenía muchas ganas de volver, especialmente para volver a fotografiar grullas. Con el tiempo algo justo, hice los planes para ir y uno de los últimos días del año allí estaba. Aunque algo escaso de grullas, pasé un buen día y con cierta variedad de fotos de estas bonitas aves.
Grulla común · Grus grus
Vosotras comed, que yo vigilo!
Los días después de la estancia en Gallocanta y los primeros días de 2022, fueron marcados por unas densas nieblas en gran parte del Valle del Ebro. Así como en algunas zonas de Monegros a medida que avanzaba la mañana se iba levantando, en Caspe no nos libramos prácticamente ni un solo día. Aún así, aún hice alguna que otra foto.
Sapo común · Bufo bufo
Petirrojo europeo · Erithacus rubecula
Pinzón vulgar · Fringilia coelebs
Curruca cabecinegra (hembra) · Sylvia melanocephala
En retrospectiva; estas vacaciones de navidad han sido, fotográficamente hablando, las mejores que he tenido. Me propuse una serie de objetivos, y por primera vez los he cumplido todos, hasta los más ambiciosos y complicados como el búho real (que lo hice al primer intento). Aunque los factores ambientales -más en concreto la niebla- han limitado mucho las posibilidades en la mayoría de los días, éstos han sido muy productivos y fructíferos.
Echando la vista atrás hacia este pasado 2021, puedo sacar muchas reflexiones y buenos recuerdos. He conocido a gente increíble, que me ha ayudado a progresar y de la cual he aprendido mucho. A pesar de prácticamente no haber hecho fotos durante los primeros seis meses del año, he tenido experiencias maravillosas que muy difícilmente olvidaré y grandes momentos con grandes personas que recuerdo con especial afecto.
Haciendo un recuento, han sido más de 15.000 km recorridos, más de 100 horas escondido haciendo fotos y muchas vivencias que me han ayudado a aprender un poco más. Me falta muchísimo por mejorar y aprender, y todavía estoy lejos de donde pueda llegar con esta increíble afición. Pero poco a poco, el camino se va labrando y sin duda, 2021 ha quedado como un gran año de aprendizaje y superación.
Quiero despedir esta especial entrada con un fragmento de una de las letras "del abuelo", que define con gran exactitud este caótico e intenso año. Mucha suerte y salud a todos, y gracias una vez más por estar aquí.
Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.
Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.
Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar
tiempos
futuros y anhelados,
de manos contra manos
izando la igualdad.
Labordeta