Buenas!
Para evadirme un poco de esta semana de estudiar para los exámenes globales de principios de diciembre, he decidido hacer una entrada recopilatoria con las fotos y vivencias de entre verano y antes de las vacaciones de navidad. No son pocas, quizá más de las que en un principio había pensado. Para aquellos a los que os gusta más la lectura, en algunos puntos de esta entrada tendréis más texto que en la mayoría... y para aquellos que no, simplemente espero que os gusten las fotos!
Una de las primeras cosas que hice este otoño después de verano, fue ir a hacer fotos a las collalbas con las que había disfrutado durante agosto y septiembre. En verano había fotografiado bastante bien a un ejemplar juvenil, al macho y a la hembra, pero todos tres con un plumaje algo o bastante deteriorado. Una vez terminada la muda postnupcial, lucían su bonito y renovado plumaje de invierno...
Collalba negra · Oenanthe leucura
Colirrojo tizón · Phoenicurus ochruros
Este otoño, como cada año, no falté a mi cita con la berrea. Comenzó más tarde que en años anteriores, pero en el momento en el que empezaron a berrear, la cosa prometía mucho. Sin pensármelo dos veces, tan pronto pude hice alguna sesión de hide. No obstante, así como empezaron a berrear tarde, acabaron pronto, también más que otros años. Y la suerte no acompañó mucho... Pese a varios madrugones y varios anocheceres, no saqué más que alguna foto de varetos y medianamente decente. En fin, habrá que esperar un año más (y eso que van ya más de 6 que digo lo mismo...)!
Ciervo · Cervus elaphus
Los últimos chotacabras del año no pueden faltar durante la berrea!
Una de las cosas que he hecho este otoño, -siendo posiblemente la que más me motivaba- fue construir al fin un escondite fijo en el monte. Después de miles de kilómetros recorridos y varios años, tenía bastante claro en qué zonas podía llevarlo a cabo. Finalmente, con pocas dudas respecto a ello, escogí uno de los sitios con más potencial que conozco. En esta balsa ya había pasado previamente muchas horas de hide, el problema es que al ir con uno portátil, las aves nunca terminaban de confiarse y posar adecuadamente. Habiendo planificado la hazaña con detenimiento, una mañana de octubre fui con mi padre y mi amigo Daniel hasta el lugar, y con la inestimable ayuda de ambos, fuimos manos a la obra levantando la humilde estructura. Un par de semanas más tarde fui a probar la primera sesión... y la verdad es que quedé bastante satisfecho.
Piquituerto · Loxia curvirostra
Zorzal charlo · Turdus viscivorus
Estornino pinto · Sturnus vulgaris
Y algunas fotos del proceso del montaje del escondite...
No es como se empieza...
Un servidor cuadrando medidas...
Sino como se acaba!
Por su parte, los piquituertos ya esperaban ansiosos por bajar a beber durante el montaje del escondite (de hecho, alguno llegó a satisfacer su sed a pocos metros de nosotros...).
Otros fines de semana sueltos, cuando la situación académica me lo permitía, fui más bien a pajarear y hacer fotos a otros pequeños habitantes del secano. Aprovechando que hacía poco había llovido, una mañana de noviembre fui a rescatar algunos sapos de varios aljibes de la zona. Sapos comunes, sapos corredores... pero la estrella de la mañana (y de la gran mayoría de ocasiones) fue el discreto sapo de espuelas.
Sapo de espuelas · Pelobates cultripes
Sapo común · Bufo bufo
De todo el otoño (y probablemente de toda mi vida, o al menos hasta ahora) uno de los hechos que pasarían al recuerdo como una de las mayores locuras ornitológicas que he llevado a cabo tuvo su culpa con un ave venida del norte. Muuuy al norte. A principios-mediados de noviembre, apareció un búho nival exhausto en una playa de Cantabria. Escape? Llegada natural? Los rumores empezaron a circular. El caso es que tal suceso era de una rareza extraordinaria, ya que el búho nival es una especie que habita en la tundra ártica y era la primera vez que se veía uno en España. Dicho ejemplar, el cual murió un día después, resultó no venir solo. Unos pocos días después, se vio otro individuo en Asturias, esta vez vivo y en un aparentemente excelente estado. Comoooorrr? La posibilidad de que fuera un escape perdía fuerza, y la probabilidad de que fuera un ave salvaje, cobraba más sentido. Pero sin duda, el colmo de esta situación fue la aparición posterior de un tercer ejemplar, también en Asturias. Muchas decenas, cientos de pajareros y fotógrafos fueron a observar al segundo ejemplar, el cual con los días se movió desde una zona periurbana hasta Cabo Peñas. Varios amigos fueron a verlo, y ver las fotos y las caras de felicidad, hacían reflejar la envidia en las de los que no podíamos asistir a tal espectacular evento.
Desde un principio me mentalicé en que no iba a ir, porque era una locura hacer semejante cantidad de kilómetros y más sin tener a quien me llevara. Sin embargo, durante esos días de expectación, hablando con mi amigo Eric Mozas surgió la broma de ir a verlo. A veces, un "no tienes narices a..." tiene más fuerza que cualquier otro argumento para hacer algo a priori estúpido y de cierto nivel de surrealismo, tal como hacerse 1800 km en menos de dos días para ir a ver a un ave venida de la mismísima tundra. La cuestión es que sí, ganó el surrealismo y la locura pajarera. Un viernes 19 de noviembre salíamos desde Barcelona a las 23:00 h Jordi Sala y Salvador Cases (a quienes aprovecho una vez más para agradecer enormemente su amabilidad por llevarme). La tensión cada vez que se hablaba del búho nival era notoria, porque a nadie le gusta hacerse cerca de 2000 km en un fin de semana para ir a ver algo que resulta que ha desaparecido. Durante el recorrido, íbamos pasando por delante de mis más que conocidas y queridas zonas de campeo... Candasnos, Peñalba, Bujaraloz... quién iba a pensar que haría el mismo recorrido de siempre pero para ir mucho más lejos!
El sábado, algo más tarde de las 9:00, fuimos a recoger a Eric a la estación de Gijón, ya que había venido en bus. Un rato antes, nos llegó la noticia de que lo habían visto esa misma mañana. Bingo!! No obstante, éste había sido espantado por un halcón peregrino, y hacía rato que no se veía. Al llegar y aparcar, no estábamos solos. 52 coches pude contar, todos aparcados como buenamente pudieron sus respectivos conductores. A medida que llegábamos, asomaban más y más observadores y fotógrafos. Una vez allí, conté 130 personas congregadas para ver a un búho que no asomaba ni la cabeza. A la media hora de estar allí, empezó a oírse un murmuro de que se veía. Buscando con los prismáticos, topé con él... no asomaba ni una cuarta parte de la cabeza! Sólo se veían unas pocas plumas, lo justo para identificarlo. Había cumplido mi objetivo, pero había valido la pena? Pues sí. Porque 3 horas después, se desperezó y asomó toda la cabeza completa. Una de las mejores experiencias de mi vida. No saqué buenas fotos... pero qué más da! Estaba viendo a un ave con la que todo el mundo ha soñado ver alguna vez; sus ojos ámbar, su disco facial del blanco más puro rodeado de motas negras, destacaba entre toda la roca de ese peñasco. Más de dos cientos metros nos separaban, pero era como si lo tuviera al lado...
Pocas veces he disfrutado tanto observando a un ave. No diría que sea una experiencia a repetir, pero desde luego, tal como he dicho al principio de este pedazo de texto (si es que alguien lo sigue leyendo), sí a recordar.
Para despedir el día (o mejor dicho la mañana), tocaba una foto grupal con algunos de los amigos que nos habíamos concentrado allí... una parte del "comando totobío".
De izquierda a derecha: Aarón, Diego Montenegro, el twitch master Eric Mozas, el redactor, Víctor Escribano, Beñat Guevara, Andrés Alfaro (posando como todo un galán), Miguel Martín, Guillermo Eguidazu, Bruno García y en medio, Samuel de la Torre a la izquierda y el Sr. Javier García a la derecha.
Parte de la tropa desfilando en busca (exitosa) de bisbitas de Richard
Foto in situ. Os prometo que ese pequeño bulto de la izquierda es la cabeza del búho nival!
A las 18:00 del sábado salíamos Eric y yo de Gijón rumbo a Barcelona, ni 10 horas habíamos pasado en Asturias! La experiencia fue corta pero intensa. El viaje, de vuelta, más bien no. No fue ni corto ni intenso, sino largo de narices y más bien aburrido. En fin, el que algo quiere algo le cuesta! La llegada de nuevo a Barcelona el domingo a las 7 de la mañana fue como un cubo de agua fría en la cara. Haber pasado de estar en una de las mejores experiencias de tu vida a encontrarte rodeado de borrachos, vómitos e incluso deposiciones en el metro de Barcelona de camino a casa para intentar pegar ojo como dios manda... en fin, quién me mandaría a mi estar volviendo desde Asturias un domingo por la mañana!
¡Qué encanto tiene Asturias!
Para terminar esta entrada, toca hablar de una cosilla que me guardé durante la entrada de este verano... A finales de primavera/inicios de verano de este año, me salió la oportunidad de poder realizar una pequeña exposición de fotos en uno de los pueblos donde más horas paso y he pasado recorriendo su monte y campos y haciendo fotos; Peñalba. Durante verano, fui a colocar las fotos que detenidamente había seleccionado para ello, todas ellas tomadas en Monegros y alrededores. El objetivo principal que tenía con ésta era mostrar más de cerca la inadvertida y relicta fauna que habita en las proximidades del mundo rural. Sin duda, una de las coas que más ilusión me hacían y al final pude cumplir.
Pese a que las fotos ya no siguen, si algún día pasáis por Peñalba, la Posada (el local donde expuse) es un excelente y acogedor lugar para parar a echar el café. Agradecer nuevamente a Judith Lerin por su gran e inestimable ayuda!
Y hasta aquí esta entrada resumiendo las andanzas de este otoño y finales de verano. Algunas de las fotos que habéis visto no tienen más valor que el documental, ya que no es que hayan salido muy buenas fotos este otoño, precisamente. Pero por lo menos, sirven para narrar algunos de los mejores momentos
Sigue así Arnau, estoy muy orgulloso de tí....
ResponderEliminarMuchas gracias! Se va haciendo lo que se puede jejeje
EliminarFantástico. Me encanta tu vivencia naturalista. Un abrazo, Arnau.
ResponderEliminarMuchas gracias Eduardo! Me alegro de que te guste. Un saludo.
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