viernes, 30 de diciembre de 2022

Adiós, 2022

 

2022, menudo año...

Enero, empezó el año con una escapada de un fin de semana al delta del Ebro.

Febrero prosiguió con un espectacular fin de semana por Monegros y alrededores disfrutando de alondras ricotís, mochuelos y otras pequeñas avecillas.

Marzo, fue un poco escaso. Algún día para buscar a las avutardas y sus majestuosas ruedas.

Abril, toda una semana santa dedicada a los sisones, con resultados escasos pero bastante satisfactorios. 

Mayo, una experiencia increíble durmiendo con urogallos, un mes para cumplir sueños. Unos días más tarde, un pequeño viaje a Viena para visitar sus calles, y de paso, echar un rato con hámsters salvajes. Terminaron los exámenes finales de bachillerato; se cerraba un ciclo para recordar, en lo bueno y en lo malo.

Junio, menudo mes! A estudiar para la selectividad, lo mejor que pude y supe. Finalmente, con unas sensaciones bastante buenas al acabar los dichosos exámenes de acceso, empezaron las vacaciones con mis añoradas gangas en los Monegros.

Julio, otro sueño cumplido: viajar al extranjero únicamente por y para observar aves. Casi dos semanas rodeado de amigos, aves, increíbles paisajes y una experiencia única. A la vuelta, nuevamente un mes entero por tierras aragonesas. Y la noticia que llevaba tiempo esperando; al final del verano, empezaría mis estudios en la UAB, en un grado de Biología Ambiental. Había podido entrar a mi primera opción, con una nota bastante decente.  

Agosto, seguían las vacaciones por el secano. Más gangas y algún bicho más... Para culminar el mes 10 días en la campaña de anillamiento del carricerín cejudo en Teruel. Otra experiencia memorable.

Septiembre, empezó la aventura en el mundo universitario. Inicios algo pesados, pero al fin y al cabo, bien acogidos. Terminó el mes con algunos días dedicados a una berrea más bien escasa.

Octubre, un mes bastante ajetreado y denso. Prácticamente sin aves, pero al fin y al cabo, era lo que me esperaría de allí en adelante.

Noviembre, otro mes bastante complicado. Exámenes y sin aves. 

Diciembre, al fin llegaba un ansiado puente que precedería a un mes denso. No sin antes, aprobar el examen de anillador auxiliar. Se cerraba parcialmente una primera etapa. Terminaron los días festivos con una fructífera escapada al País Vasco para fotografiar aves forestales. A la vuelta, otro logro para la saca; aprobar el examen teórico de circulación y empezar las prácticas. Y finalmente, las vacaciones de navidad. Unas vacaciones en casa, estudiando para los exámenes finales de enero y realmente aburridas. Pero de enero a ahora, escribiendo un 31 de diciembre, sobre lo increíble que ha sido este 2022. Un año cerrando y abriendo muchas etapas. Un año complicado para la fotografía y las aves, pero con los tiempos libres para ello (a mi parecer) muy bien aprovechados.

Un año más de aprendizaje, de dar todo lo que he podido para mejorar en esta increíble afición y forma de vida. Muchas gracias a todos.

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